Los excesos de los políticos son el mal de nuestro tiempo
- Juan Fernandez

- 18 mar
- 2 Min. de lectura
Columnista invitado- Juan Fernández/

Todos sufrimos la desgraciada manía de la izquierda de meterse en todo, de querer controlarlo todo, de pretender hacerse indispensable en todo.
Vivimos la desgraciada dicotomía de dos visiones enfrentadas.
Aceptémoslo.
Si hay una derecha y si una izquierda.
El auto-diagnóstico nos hace creer que somos lo que sólo nosotros creemos que somos, pero reconozcamos que para unas cosas todos somos de derecha y para otras de izquierda.
El problema es serlo al 100% en cualquiera de las dos posturas y ese es un problema aún mayor y peor cuando nos atrincheramos contra algo o alguien de forma ya incondicional.
Me niego.
En la derecha, la falsa y pretendida visión republicana de libertarios a la americana por ejemplo, actuan como bomberos místicamente poseidos y entran como elefanfe en cristalería con un hacha rompiéndolo todo para apagar el fuego y con esos excesos, hacen más daño que el propio fuego.
Milei y Bukele por poner un ejemplo, transitan ese peligroso camino tomando decisiones draconianas tan audaces cómo peligrosas, al borde de la legalidad y pasándose varios pueblos de largo en la inmoralidad y cuestionable constitucionalidad de sus cálculos.
Proyectos de tiranía dictatorial ambos.
El mejor ejemplo de esta locura desatada en el republicanismo salvaje por antonomasia, se materializa de una forma despiadada, deshumanizada y cruel en las dos bestias salvajes de Trump y Musk, mostrando la peor cara de los pretendidos libertarios actuando supuestamente en contra de la abrumadora injerencia del estado en la vida de las personas, que inunda de gastos superfluos el gobiermo agigantando la burocracia en demasía y pasándo del buenismo al despilfarro público más insostenible.
Pasó en Argentina, pasa en Estados Unidos, en Puerto Rico, en España y en todo país carente de la higiene de lavarse la cara cada cuatro años y lavársela bien.
Todos los libertarios reculan ahora viendo los disparates del presidente Trump y usted puede ver lo que todos los teóricos decían y esperaban de ambas bestias, olvidando que se trata de bestias con todos los atributos y conocidos muy de antemano de cualquier bestia.
Los excesos nos liquidan.
La menos mala de la definición de una derecha, es aquella en la que se supone que los gobiernos no se meten en la actividad privada, o se supone que lo hacen lo menos posible.
Pero desmantelar todo lo existente o pretender hacerlo en un mes, resulta desquiciado y paranóico.
¿Resistirán las instituciones democráticas lo necesario antes de que Sanchez acabe de romper España, antes de que Trump alcance su deseado trono y podrá Europa defenderse antes de que Putin se plante en la frontera alemana?
Veremos.
Mientras tanto sólo queda entender que esas cuentas que creía que no son de mi rosario si lo son.
Todas lo son.
Hasta la más pequeña.


















Comentarios